miércoles, 5 de enero de 2011

"Here comes the sun" Cap 20

Después de que se fuera, giré a la izquierda y caminé rápido, solo quería llegar a mi casa y olvidar todo lo malo de este estúpido día. Pasé al lado de un callejón, le di una pequeña mirada, algo que no debí hacer. Habían tres hombres que me observaron detenidamente. Caminé casi trotando, me asusté demasiado, pero percibí que comenzaron a seguirme.
-¡Ey chica! ¿Por qué vas tan rápido? –dijo uno.
-Solo queremos hablar –siguió otro. Todos ellos comenzaron a reír.
No me di la vuelta ni nada, estaba a unos diez o quince minutos de mi casa y eso me alarmaba más. Doblé a la derecha para tomar un atajo, pero aún así no llegaría a mi casa pronto.
-¡Tómate un trago con nosotros! –gritó el primer chico.
Mierda –dije para mis adentros. –Los pasos de ellos se sentían más cerca de mí. Agarré mi teléfono y llamé a la primera persona que salía en llamadas marcadas. Pretendía hablar bajo para que los idiotas no escucharan.
-Aló, ¿Ale? –preguntó una voz desde el teléfono.
-Necesito ayuda –respondí nerviosamente.
-¿Qué pasa? ¿Dónde estás?
-Cerca del “The Cavern”, a la izquierda y luego a la derecha –le dije. –Apresúrate, por favor.
-Claro, llego ahí en un segundo –cortó.
No sabía a quién había llamado pero su voz se me hacía familiar, no procuré ver el nombre en mi teléfono, estaba aterrada y lo guardé rápidamente en mi bolsillo. Entonces, sentí una mano en mi hombro.
-¿Por qué no respondes, eh? –dijo uno.
-No me toques imbécil –contesté furiosa pero a la vez nerviosa. Uno se puso en frente de mí, y sonriendo se acercó.
-Qué linda chaqueta traes –dijo él –pero está estorbando, ¿por qué no te la quitas?
-Aléjate –dije desafiante.
-No te enojes, cariñito –al decir eso, pasó su mano por mi rostro, algo que me disgustó. Quité su mano de mí.
-Oye no te la dejes para ti solo –dijo otro por atrás. Alguien me abrazó, me volteé y lo empujé.
-No te pongas difícil –pronunció el afectado Volvió a acercarse a mí y me tomó de los hombros.
-¡Déjame idiota! –le grité.
De repente, alguien tomó a ese chico y lo tiró contra el suelo.
-¿Qué te pasa imbécil?
-No la toques, enfermo –respondió mi “salvador”. Cuando me observó logré identificar quién era. Él me abrazó –Necesito que te vayas, ¿ok?
-¿Qué? No te dejaré sólo, te harán daño. Me quedaré contigo.
-Uh, ahora la princesita lo va a ayudar –dijo uno de los chicos.
-No te metas con ella, dime las cosas en la cara.
-¿A sí? Entonces será mejor que corras, niñito, ella es nuestra.
-Será mejor que ustedes se alejen de aquí si no quieren salir lastimados.
-Jajaja ¿Tú y cuántos más? –desafió el chico.
-Yo puedo solo.
Uno de los chicos lo agarró de la camisa y lo empujó contra la pared y éste hizo un gesto de dolor, luego lo golpeó en el estómago dos veces seguidas.
-¡George! –grité aterrada…

5 comentarios: